DIEGO URDIALES. ASI O MEJOR?
Amigos de Sangre, Seda y Sol, desde hace tiempo he venido señalando, la valía como torero de el riojano Diego Urdiales y el pasado domingo en la plaza de Las Ventas, nuevamente demostró, que está para empresas mayores, para ser considerado en los mejores carteles, de las plazas más importantes.
Con respecto a ésto, tuve la fortuna de leer la columna del maestro Antolin Castro de http://www.opinionytoros.com/ la cual, les transcribo íntegra, esperando que su voz y la mia, sirvan de algo, para que de una vez por todas, a Diego le den el lugar que se merece.
- Tras de lo visto en la última corrida de la feria de Otoño en Madrid, pero también por lo visto desde el pasado año con este torero riojano, se necesita una explicación. Y ha de ser convincente, de lo contrario habremos de señalar a casi todas las empresas de las plazas de toros de España como auténticas estafadoras para con sus públicos por no contratar a este torero. Es así de sencillo. Diego Urdiales cada vez que hace el paseíllo deja la sensación de capacidad, de entrega y también de triunfo. Lo saben, además de en Madrid, en Bilbao, en Logroño y en el resto de las pocas plazas que hacen justicia contratándole.
No es posible que tras poner de manifiesto quién es, se cierren en banda las empresas de las plazas andaluzas y del levante español. A esas hay que añadir las de Castilla la Mancha y Extremadura y de esa forma se hurta al torero la contratación, pero se deja sin la visión de su figura y su aportación como torero a los públicos de todas esas plazas. En Madrid ha dado una de esas vueltas al ruedo que valen mucho mas que las orejas que tanto gustan a ciertos públicos y a muchos taurinos. En Bilbao puso a todos de acuerdo, -hacemos la excepción del conjunto de las empresas citadas, que si lo vieron por la tele se hicieron los ciegos- y cuajó un victorino más alto que él con poderío y solvencia. Todo eso les da igual y se lo pasan por el “arco del triunfo” ya que prefieren cuantos toreros mediocres hay por ahí, además de los muchos cursis que también los podemos encontrar. Diego Urdiales, hasta hoy, es el vivo reflejo de la vergüenza torera, por su postura en la plaza ante las corridas, duras en general, que le ponen delante. La casa Chopera le apodera y en sus plazas sí torea, así como también las de sus primos, los Choperitas, que apoyan los triunfos del riojano, pero pero ni una mas “sabe” quién es Urdiales. Y es que les sacas de los de siempre y se pierden.
Lección tras lección va dando este torero capaz, con valor de los de verdad, con la misma verdad para hacer el toreo, o intentar el bello, con lo que tiene delante y hace poco mas de un año dejó con la boca abierta a los aficionados de Las Ventas, que ahora le tienen adoptado como “torero de Madrid”. Eso gusta poco fuera de la Capital y casi siempre en lugar de ser un salvoconducto es una ruina para quien lo ostenta. La necedad anida en los profesionales taurinos para con ese calificativo, pues saben, o piensan, que eso les conduce a que quede al descubierto el montaje que se traen por las plazas de España. Toro chico y torero mediocre o cursi es lo que fomentan y les da pavor que los públicos puedan ver en directo lo que es la realidad, la épica del enfrentamiento de un toro, en plenitud, y un torero en su más pura acepción. Pánico les da y, en consecuencia, mandan al rincón al osado torero que haga de esa regla su profesión. En determinados medios tampoco se le hace la justicia debida, pues para apoyar a un torero tienen a El Juli o Perera que lo necesitan más. De ahí que cunda el desánimo en tantísimos aficionados hartos de ver jugar al toro pero sin toro. Cada vez que vemos, que veo, a este riojano llamado Diego Urdiales tengo la sensación de que se recupera la génesis de esta fiesta ancestral. Su menuda imagen se agiganta ante los problemas que ha de plantear siempre un toro y siempre sale triunfador. Llegado el momento de la espada, culmina la obra de su visible poder y gana la batalla que se le había planteado.
Pero que nadie se equivoque, no es un gladiador. Es la vergüenza torera hecha torero y su comportamiento es cabal. Cuando el toro permite la belleza y la armonía de los lances, aparecen las muñecas de un torero macizo que sabe representar el arte de torear desde la grandeza de la autenticidad. Es decir, siempre hay torero, con independencia del toro que tenga delante. Esa es la sensación que deja en su peregrinar por los ruedos el riojano Diego Urdiales. Se necesita una explicación, y han de darla las empresas que sostienen esta injustísima marginación, que además atenta contra la mayor verdad de la Fiesta y que no es otra que aquella que dice que un torero es quien sea capaz de estar por encima de la fiera que le ponen delante con gallardía, arte y... vergüenza: Diego Urdiales es uno de los más capacitados.
