AMIGOS, el pasado 16 del corriente mes de junio se cumplieron 41 años de que el hoy desaparecido Manolo Martínez Ancira se encerró con seis toros y acabó matando ocho incluyendo las reservas del magnífico encierro de San Miguel de Mimiahuapam, en un alarde de poderío y arte, allá en la plaza de Querétaro, llena a reventar. Por entonces el hierro en cuestión era el preferido del torero regiomontano, festejo que fue transmitido por primera vez por la televisión a colores en nuestro país bajo un clima de expectación que se mantuvo de principio a fin de la corrida. Cortó un total de cinco orejas y dos rabos y el festejo pasó a la historia de nuestra fiesta, tanto por su contenido y desarrollo triunfal como por la espectacularidad del suceso y el poder de convocatoria que tenía Manolo. Ese ha sido uno de los momentos más significativos en la fiesta nacional y de hecho inspiraba a otros diestros a realizar hazaña ejemplar. Pero al disminuir sensiblemente el interés por este tipo de festejos que solía abarrotar los tendidos y arrojar resultados discutidos por la pasión que producía ya, fueron decayendo.
Por fortuna, ahora que hay un relance en la fiesta nacional ya se piensa en realizarlos más a menudo y precisamente en la programación dominical de esta semana se reaviva el interés de los taurinos, con una corrida similar que se desarrollará en la "Plaza Fermín Espinosa "Armillita Chico" de Saltillo, Coahuila, con toros de D. Jesús Cabrera y la actuación en solitario del joven torero aguascalentense Arturo Macías "El Cejas", quien en el presente es el que más torea en nuestras plazas, tanto por su innegable capacidad torera como por la calidad que imprime a su desempeño. A la fecha tiene cinco años de matador de toros en los que se ha observado que se acentúan sus conocimientos y el valor desdeñoso al dolor de las cornadas, pues tiene al menos tres muy serias, una que lo retiró de los ruedos prácticamente casi un año y que parece haber sido más que un percance, el acicate que reduce sensiblemente la distancia a que torea. Todo eso se ha ido traduciendo ya en una fuerza de convocatoria que le va reconociendo también como taquillero y que le ha colocado precisamente en el camino de su consagración. Arturo ha recorrido en pocos años la geografía nacional, pero también tiene recuerdos ingratos en su tránsito por los ruedos para no hablar del cansancio, pues el torear viene a ser el alimento y placer de los toreros que se sientan orgullosos de serlo. Así, pues, Arturo está vigorizando y aprovechando favorablemente su paso por el mundo de los toros siempre complicado, pues ha sabido superar contrariedades en la arena, en la vida, convirtiéndolas en la alegría que le causa vestir de torero y hacerle fiestas a los toros. La encerrona pues le viene en un buen momento para probar y medir su fuerza física y anímica, esperándose además que no sea la primera y la única sino que la repita para comprobar sus posibilidades artísticas y avances en su vida profesional. Un triunfo en tal festejo elevaría notablemente sus bonos y el respaldo de su público que ya es nutrido y que se multiplicaría considerablemente.
Y amigos, la tercera novillada del domingo en la gran México también tiene grandes perspectivas y ha alimentado el clima de entusiasmo luego de la presentación el pasado fin de semana en el gran escenario capitalino del joven tlaxcalteca Sergio Flores. Como se sabe, repetirá este torero de pocas experiencias pero de muchas cualidades quien puso la miel en boca de la afición, pues ya decíamos que su valor es del bueno y sus características toreras son de aplauso. Es desparpajado y dice sin adornos lo que quiere, ser figura lo que no es poco y parece que lo conseguirá por el paso que marcó en su debut en el escenario metropolitano. Sergio alternará con Alfonso Mateos, quien saldrá como primer espada y Christian Hernández que hará su presentación y matarán un encierro del hierro zacatecano de San Judas Tadeo, propiedad de D. José Salvador Rojas González.
