martes, 16 de junio de 2009

NOTAS TAURINAS POR FRANCISCO LAZO

AMIGOS, la voz popular dice que la fortuna reparte la suerte en el ruedo, esto es que propicia el triunfo o el fracaso frente al astado, pero dejó de señalar también que cada torero decide su futuro con su valor y con su arte. Y el domingo pasado brotó en nuestra gran plaza capitalina otra brillante promesa del toreo de nombre Sergio Israel Flores García (Sergio Flores) de 18 años, quien fue derecho al toro bravo y le cortó las orejas al tercero de la tarde procedente de la ganadería de Pepe Garfias; y en su segundo, que se rompió un cuerno, fue sustituido por uno de Campo Real y volvió a estar muy torero y se diría que hasta mejor que en su primero, pues se impuso a otro toro bravo que no daba respiro al joven espada que tenaz se fue imponiendo poco a poco hasta terminar con una extraordinaria labor. Es decir, le sacó provecho a la bravura y claridad del primero a cuyos restos les dieron arrastre lento y a la belicosidad de su segundo, dos extremos que son comunes en la arena y que hay que dominar si se quiere ser torero caro, así como lo puso de manifiesto el espigado joven tlaxcalteca, que de haber acertado con el acero también lo hubiera desorejado. Y al final del festejo se lo llevaron a hombros hasta la calle todavía con sol en una tarde primaveral, este joven de piel morena que posee algo más que no se aprende ni se compra, sino que se trae de nacimiento: la decisión para ir al toro así como el impulso de los taurinos que le celebraron entusiasmadamente su desempeño. Debutó como novillero a los 16 años y toreó 11 novilladas antes de marcharse a España, donde en la temporada pasada sumó 17 festejos sin picadores cortando 22 orejas y tres rabos y ha sufrido además dos cornadas, una en un muslo y otra en el cuello. Va a repetir el domingo próximo esperando que ratifique sus conocimientos y destreza que se van desenvolviendo vistosamente. Y también aun sin triunfar en forma rotunda como en su presentación hace ocho días, Santiago Fausto Vázquez Mellado ratificó que tiene clase de torero grande, aunque en esta ocasión pinchó en hueso y se le fueron de la manos los trofeos que había apuntado ya con capotes y muletas. Seguramente regresará en esta misma temporada esperando que dé el paso que le ha de poner muy cerca de su doctorado, pues suma a la fecha 30 novilladas. Por su parte, Salvador López Pérez, primer espada, quien el año pasado cortó una oreja en la Plaza México por estas fechas, pareció desconcertado y navegó a la deriva ya que no dejó ver su capacidad para el toreo y el público se lo reclamó. De todas formas mantiene sus posibilidades para llegar a trascender en el toreo. Y fue notorio que el encierro de distintas pintas de la ganadería potosina de Pepe Garfias hizo honor a su historial, recargó en los caballos generando juego bastante y suficiente para que les hicieran fiestas, de clase, siempre templados, de largo recorrido y ajustados remates, dando desde luego oportunidad al éxito. Y al finalizar el festejo los hijos del ganadero D. Pepe Garfias dieron una vuelta triunfal al ruedo juntamente con Sergio Flores.

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