martes, 8 de septiembre de 2009

NOTAS TAURINAS POR FRANCISCO LAZO.

AMIGOS, en la historia del toreo aparecen muchas mujeres toreras de distintas nacionalidades y muy particularmente mexicanas y todas ellas se han distinguido por su valor para interpretar las suertes que iluminan la lidia de los toros bravos. México ha tenido alrededor de 100 y muchas de ellas vistieron el traje de luces o el de charro, paseando así su valentía y gracia femenina al hacer el toreo. Están pues sus nombres registrados en la crónica de la fiesta y por citar algunos de los países que han dado toreras están por orden alfabético: Alemania, Canadá, Colombia, España, Estados Unidos, Guatemala, Inglaterra, México, Perú y Venezuela. Y en el riguroso presente el toreo mexicano sigue contando con distinguidas mujeres toreras como pudo comprobarse una vez más el domingo pasado en la Monumental Plaza México, donde tres de ellas entusiasmaron a la afición que registró la mejor entrada de la temporada novilleril, la michoacana Hilda Tenorio a un paso de su alternativa, la capitalina Elizabeth Moreno quien interpreta el pase natural de forma extraordinaria y la que cortó una oreja al igual que la yucateca Lupita López en el único novillo que toreó, pues la lluvia impidió que se lidiara el último astado y la que se presentó a en nuestro máximo ruedo mostrando finas maneras que conmovieron de emoción al público. El encierro de El Grullo que se jugó dio oportunidad al buen toreo, lo que aprovecharon sobradamente las novilleras al mostrar tres maneras distintas y emocionantes en sus faenas con una mezcla de valentía y gusto al pasarse cerca y artísticamente al toro. Combinaron pues su labor con el valor que poseen también las mujeres y que ha sido siempre patente en todos los aspectos de la vida cotidiana y en particular en el arte. Y han sido determinantes para resolver contratiempos al enfrentar riesgos y temores y descollar como lo hicieron en el festejo en cuestión y con algo más, manifestaron destreza al retar al peligro. Cada una de ellas hizo sus faenas atendiendo al placer que les proporciona el torear y que transmitieron a un público más curioso que entusiasta en un principio y que acabó entregado al arrojo y buenas maneras de las valientes toreras. Y el tiempo también se asomó al ruedo primero con un sol tibio y pálido y luego como para celebrar aquel festejo poco común soltó una tormenta ruidosa como si fuera una cascada de aplausos por el buen ganado que se lidió y las fiestas que le hicieron las valerosas alternantes. Hilda pues se irá a encontrar con su doctorado, Elizabeth hará otro tanto y Lupita según pudo verse no tardará en ganar también brillantemente el título de matadora de toros. Y el sábado fue destinado a la remembranza en la Plaza Arroyo que registró otro lleno por los toros de Piedras Negras que se lidiaron y nos trajeron ecos del ayer, pues resultaron de muy buena presencia y de una bravura seca y emocionante. Fue un festejo expectante en el que Luis Conrado cortó la única oreja pasando fatigas al igual que sus alternantes que se fueron en blanco.

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