jueves, 30 de julio de 2009

NOTAS TAURINAS POR FRANCISCO LAZO.

El Toro, siempre el toro. Cuatro sucesos inolvidables. Amigos, existe una pintura de hace tres siglos donde se ve que un toro que saltó a los tendidos persigue a un grupo de horrorizados espectadores, quienes huyen entre los asientos, allá en una de las antigua plazas de Madrid. No se tienen mayores datos pero es bastante elocuente la escena captada por los pinceles, donde se aprecia el gesto angustiado de los hombres y mujeres escalando el graderío y el toro persiguiéndoles amenazador. Y en tiempos modernos se ha repetido esa escena en nuestra misma Monumental México en dos ocasiones ya, una un día como hoy 30 de julio pero del año 1989, cuando el novillo Ojos Zarcos de la ganadería de Fermín Rivera, que le correspondió a Joel González "El Niño de la Alianza", saltó sorprendentemente hasta tres veces la barrera en el mismo lugar y en la primera quedó balanceándose en los cables protectores y entre gritos de espanto un espectador fue decidido hacia el toro y prácticamente lo empujó para que cayera en el ruedo. Fueron aquellos segundos de angustia y admiración hacia el temerario hombre que arriesgando su integridad física acabó por empujar al animal a la arena, provocando el forzudo espontáneo una cascada de aplausos y vítores. Y como se recordará, "Pajarito", proveniente del hierro de Cuatro Caminos, un hermoso animal de 503 kilos, entrepelado de pinta, bien armado, salió a toda velocidad por puerta de chiqueros aquel 29 de enero del 2006 en la misma Plaza México. Cayó en las primeras filas de la barrera de sombra, por fortuna sin causar una tragedia qué lamentar que no fuera el susto consecuente y golpes leves. Y como se quebró una pata se dificultaba más regresarlo al ruedo y hubo necesidad de sacrificarlo ahí mismo, siendo apuntillado por el torero Leopoldo Casasola, auxiliado por los rejoneadores Pablo Hermoso de Mendoza y Felipe Vallina. Ese toro correspondía a Javier Ocampo con el que confirmaría su alternativa, de manos de Manolo Arruza y con el testimonio de Pablo Hermoso de Mendoza. Largo rato tardó la asistencia en recuperarse del sobresalto que causó aquel terrible suceso para continuar con la corrida, experiencia que quedó grabada en la historia de la Plaza México y del toreo universal. Y otro caso que también se recuerda con expectación y entusiasmo por su final feliz, fue el que ocurrió un día como ayer 29 de julio, pero del año 1934 en Madrid, fecha en la que alternaban el veterano torero español Cecilio Barral y los mexicanos Lorenzo Garza y Luis Castro "El Soldado", quienes enfrentaron novillos de La Torre de Abad, viejos, grandes y cornalones. Barral, quien tenía rato que no toreaba, se vio en apuros constantemente con su primero y al estoquearlo fue atropellado saliendo conmocionado y ya no pudo continuar en el ruedo, por lo que el festejo quedó en un mano a mano con dos mexicanos. Lorenzo Garza y "El Soldado" no tenían por entonces suficiente práctica para despachar reses tan complicadas, pero al verse juntos disputando el triunfo, se engallaron y brindaron una tarde de emociones por sus temeridades y arte que les llevó a convertirse en grandes figuras del toreo. Se enfrascaron en una cerrada competición torera saturada de valor hasta la osadía, lo que sacudió a la concurrencia que les aplaudió con fuerza, pues la plaza se les entregó y coreó hasta el delirio. Y vendría luego una parte todavía más emocionante con la espada; cuando "El Soldado" entró a herir tiró la muleta y sacó un pañuelo para sustituirla y se fue sobre el morrillo del toro que estaba a medio ruedo dejando media estocada en todo lo alto para que doblara fulminado. Le dieron las orejas y el rabo y Garza no se iba a quedar atrás y se jugó la vida toreando tan cerca como no se había visto antes y sin ningún auxilio se tiró a matar a cuerpo limpio pinchando arriba en el primer intento y en el segundo con un volapié derribó al enemigo y también se pidieron masivamente los mismos trofeos para él. Y todavía sostuvieron dos manos a mano más seguidos en aquella plaza, tres en total, en los que pisaron terrenos por entonces prohibidos y con el público estimulándoles con cerradas aclamaciones. writePostTexto()

No hay comentarios: