martes, 31 de marzo de 2009

ARTICULO DE OPINION: AL MAESTRO CON CARIÑO

Amigos de este su portal, Sangre Seda y Sol, con motivo del anuncio de la despedida de los ruedos, del gran torero-charro, Mariano Ramos, quiero permitirme reescribir unas lineas que le dedique hace algunas semanas al maestro.
Querido maestro: Que gusto me dio verlo y escucharlo nuevamente, charlando de ese tema que tanto le apasiona, de esa hermosa profesion que le ha dado tantas satisfacciones, y como siempre, dando catedra con su sapiencia. Al mirarlo en la television, me vinieron a la mente aquellas mis primeras lecciones en la universidad de la tauromaquia, en aquel gran auditorio de la colonia nochebuena, donde usted, junto con otros extraordinarios doctores en el arte taurino, me hicieron vibrar y enamorarme mas y mas de esta extraordinaria y bella fiesta de los toros. Como no recordar aquellas grandes conferencias, que junto al maestro Martinez, al maestro Cavazos, al maestro Rivera, al maestro Gutierrez Moya, me dieron en el gran escenario y que me dejaban boquiabierto, a mi, novel en la materia. Como no recordarlo a usted, cuando me mostro el libro de “Abarrotero” de Jose Julian Llaguno, o aquella maravillosa leccion de poderio con “Timbalero” de Piedras Negras. Recuerdo como aguanto a pie firme la llegada de nuevos maestros, que con el impetu normal de la juventud, querian desplazarle de su sitio, pero usted, admirado maestro, con su sapiencia, su pundonor y toda su vergüenza torera, supo defender su jerarquia y les dio la pelea, dandome nuevamente, grandes lecciones y satisfacciones. Se acuerda, admirado maestro, aquellos extraordinarios debates, que junto a los nuevos maestros, Espinosa, Silveti y Gutierrez, protagonizaban en el gran ruedo. Recuerda aquella maravillosa noche, cuando con paciencia escribio el libro de “Victorino” de la ganaderia de la Gloria o esa gran leccion de hombria, con aquellos Baruqui en la universidad de Aguascalientes? Como me gustaba seguirlo, cuando daba sus conferencias en aquellos pueblos olvidados por Dios, donde usted, casi sin honorarios, daba sus clases con la misma pasion y maestria que en la mejor universidad del mundo. Pero que dura es la vida, maestro, cuanta traicion, cuantas puñaladas por la espalda ha recibido, cuanto olvido hacia usted, que siempre que piso los escenarios, lo unico que hizo fue llenarlos de sabiduria, profesionalismo, poderio y honradez. Y le admiro, porque a pesar de todo ese triste y traicionero olvido, usted sigue igual, con su misma sencillez, sin amargura, enseñando a los principiantes y aspirantes, que desean llegar a doctores en tauromaquia y conseguir, como usted, la cumbre. Respetado maestro, los que le admiramos y recordamos con cariño, estamos esperando que ahora que se acerca su retiro, se le reconozca como ha sido, un maestro del toreo, un torero para toreros y que en la universidad del gran coso mexicano, se le rinda un homenaje y que su despedida sea con todos los honores y toda categoria, como usted don Mariano Ramos se merece.
Con toda mi admiracion
Fernando Lahoz

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