jueves, 11 de junio de 2009

ARTICULO DE OPINION: PUEDE SER UNA LOSA.

Amigos de este su portal Sangre, Seda y Sol, la historia de la tauromaquia nos dice que los mandones de la fiesta nunca caminan solos, siempre se hacen acompañar de figuras que les pelean las palmas, les aprietan y hacen que la gran masa acuda a las plazas a verlos alternar, a competir, a luchar a brazo partido para llegar a ser el mejor, el numero uno.
A lo largo del tiempo son muy pocos los casos de figuras que hayan podido jalar de la carreta solos, quizá "El Guerra" ó Jose "El Gallo", hasta que llegaron Belmonte y Gaona ó bien el caso del monstruo de Cordoba, Manuel Rodriguez "Manolete", al cual, le pusieron la fiesta completa sobre sus hombros y ya sabemos todos como terminó la historia.
Pero hablando de México, no recuerdo yo un caso donde el mandón de la fiesta haya caminado solo.
Si volvemos la mirada a los años treintas y cuarentas, nos encontramos con muchos nombres importantes dentro de nuestra baraja, desde Pepe Ortiz, Garza, Silverio, "El Soldado", Fermin Espinosa, Arruza, Calesero, Procuna, entre otros, hasta llegar al relevo generacional que protagonizaron los tres mosqueteros, Rafael Rodriguez, Cordoba, Capetillo junto con Velazquez y Moro, por mencionar algunos, que incluso figuraron hasta finales de los sesentas y principios de los setentas, donde nace otra gran camada de toreros, que llegaron a figuras del toreo y donde surge el gran mandón de la fiesta mexicana, Manolo Martinez.
Pero aunque Martinez mandaba, no estaba solo, estaban varios toreros que alternaban con él, que peleaban palmo a palmo la supremacia de la fiesta mexicana y que dieron grandes tardes en todos los cosos del pais.
Eloy Cavazos, "Curro" Rivera, Mariano Ramos y Antonio Lomelin, formaban el cuarteto, que, con la dirección artistica de Manolo, formaban grandes obras y hacian disfrutar al publico.
Posteriormente, el relevo llegó con David Silveti, Miguel Espinosa y Jorge Gutierrez, que aunque no llegaron al mandato absoluto, si formaron la ultima generación que interesó a la afición.

Todo este preambulo va encaminado a lo que en mi opinión, podria sucederle al torero más importante que tenemos en este momento en México: Arturo Macias.

Y es que a raiz de la despedida de todas las últimas grandes figuras mexicanas, nadie, ni Zotoluco y mucho menos Ortega, pudieron tomar la estafeta para mover a las masas, para apasionar y para su desgracia, ha pasado el tiempo y los dos estan al borde del retiro, por cansancio y porque la afición ya no los quiere ver.

En la actualidad, Macias pasa por un gran momento taurino, es el torero de moda, triunfa en todas las plazas, se la juega que es un contento todas las tardes y ha alcanzado un sitio y una madurez, que ahora le permite disfrutar su quehacer taurino, torea más relajado y más reposado.

El grave problema para el aguascalentense, es que está solo. Nadie ha querido o podido subirse al carro de los triunfadores con él y la fiesta está recayendo completamente sobre sus hombros, lo cual puede ser una losa muy pesada para un joven que apenas cumplirá cuatro años de alternativa; y no porque Arturo no tenga la capacidad, si no porque la historia nos dice que las grandes figuras necesitan competencia, rivalidad, no únicamente en lo profesional, tambien para apasionar a las multitudes que al final son los que llenan las plazas y encumbra alos toreros.

Arturo quiere mandar, lo sé, pero no puede jalar de un carro vacio, porque caminando solo, cargando la carreta sin ayuda, se puede cansar.

Así que la palabra la tienen los toreros, respondiendo a las oportunidades, muchas o pocas que les den las empresas, porque ni Arturo Macias, ni nadie, puede sostener esta fiesta solo.

Fernando Lahoz

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