martes, 18 de agosto de 2009

NOTAS TAURINAS POR FRANCISCO LAZO.

AMIGOS, cuando nuestra fiesta cruzaba por mejores tiempos nutrida por toros bravos y figuras del toreo, no se perdía la costumbre periódica de seguir buscando elementos para transformarla y que continuara con su evolución. Más aun cuando se cayó en una terrible equivocación, quitarle mucho del peligro al toro hasta convertirlo en dócil lo que le arrebataba mucha de la emoción a la lidia hasta hacer pensar que cualquiera pudiera ser torero. De ahí comenzó un declive, pues al rebajarle la raza al elemento principal del toreo se fue disminuyendo la vibración en la arena y lo que es peor en los tendidos, despoblándose notablemente. Fue decreciendo entonces aparentemente el riesgo en la lidia -no desapareciendo- porque poco a poco se iba perdiendo el ganado que no sólo exige audacia sino también toreros con capacidad para descifrar reses de peligrosa conducta la que realmente ha dado crédito y nombradía al toreo. Y en eso andábamos, pero el sábado pasado vimos en la plaza Arroyo de Tlalpan un encierro de cuatro novillos fuertes de la ganadería michoacana debutante de Caparica de los señores Muñoz Cano Cardoso, Viezcas Mireles y Muñozcano Castro, que fue como una emocionante promesa y por lo pronto se apunta como candidata para disputar el título de la mejor novillada de la temporada. Y para hacer honor a tan magníficas condiciones de ganado agresivo, no de carretilla, hubo jóvenes novilleros que no rebasan los 20 años y los enfrentaron gallardamente sin la experiencia que se requería para poderles aunque pudo más su decisión, su torerismo que reúnen un cúmulo de posibilidades. Y triunfadores fueron también dos de ellos que apenas se asoman a la fiesta de toros y el más destacado resultó el tlaxcalteca Óscar Amador de 18 años, quien toreó su primera novillada cortando dos orejas al último de la tarde y haciendo gala de la alegría que le causaba estar ahí pasándose al toro muy cerca y tumbándolo de una estocada, entrando muy derecho a herir. Mostró pues cualidades afinadas que si las mantiene estaremos pensando en un novillero que alcanzará su alternativa en un tiempo corto. Y también otro que parece tener un futuro brillante es el capitalino Paulo Campero, quien con sólo cinco novilladas en su haber se desenvuelve hábilmente, estuvo certero con la tizona pues con una estocada despachó a su enemigo y le cortó una oreja. Carlos Rodríguez, segundo en el cartel, quien repitió le correspondió un bravo astado al que le pegaron tres puyazos y con el que el potosino alcanzó momentos muy toreros y sobre todo en ayudados lentos, dejó media estocada y tardó en doblar la res escuchando el coleta un aviso y aun así le hicieron dar una vuelta al ruedo. Por su parte el colombiano Fernando Alzate, primer espada con 21 novilladas toreadas, cinco de ellas el año pasado en la misma plaza Arroyo en las que cortó una oreja, no pareció ser aquel joven que logró tal número de festejos, pues ahora se desempeñó a distancia kilométrica desdibujando sus intentos de faena y dio una vuelta al ruedo.

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