Dramático episodio hemos vivido los mexicanos, consecuencia del virus de la influenza h1n1, que detuvo momentáneamente la vida de México y que por fortuna se ha estado superando contundentemente, siendo la Fiesta Brava golpeada también con severidad al suspenderse los festejos, situación que tuvo que vivir el joven artista de Jalisco, Guillermo Martínez, quien esperaba acudir para comparecer en la importantísima Feria de Aguascalientes, lo que no acabó sucediendo; no obstante, el animó no decayó en él, y ha estado cocentrado en el campo bravo en la ganadería San Martín, e igualmente acudiendo a las generosas invitaciones de los amables ganaderos que le apoyan generosamente, entre ellos, los señores Medina Ibarra, don Jorge padre e hijo y Ana Luisa, le han permitido dar rienda suelta a su inspiración, gracias a la maravillosa tienta que se ha vivido allá en Milpillas, Aguascalientes, lugar en donde sienta sus reales la prestigiada vacada, y en donde Guillermo toreó tres vaquillas, y un novillo-toro, al margen de haber probado la encastada bravura de 14 becerros. Una de las más interesantes experiencias que se pueden vivir en el Campo Bravo, son las labores de tienta, esto es, examinar a detalle en una plaza construida exprofeso en la ganadería, en donde se evalúa si los individuos que han sido procreados, poseen los atributos fundamentales de la casta y la bravura, así como, la clase, calidad, recorrido y emotividad en el embestir.Antes de esta importante labor campera, el artista de Jalisco y su apoderado, fueron invitados a recorrer la ganadería, conocer el habitat del toro bravo, y ser testigo del desarrollo que tiene este mitológico animal, en los empadres donde están las vaquillas y los sementales que preservan la especie, y dan continuación a la Fiesta; de esta forma, conocimos a varios recién nacidos, así como a los próximos al destete, para ya separados de sus madres, ir justamente al examen y la selección que se da en la tienta.Justamente ahí, en la tienta, Guillermo se volcó en una mar de sentimientos, y regaló de su inspiración intensos trazos que fundamentaron el argumento de su indómito espíritu. Como gran final, aguardaba el novillo-toro, que por su pedigree había sido seleccionado para semental; y sus antecedentes genéticos no engañaron. Tras pelear con el poder que da la luminosidad de la casta y la bravura, el joven esteta tapatío hizo gala de su valor natural a través del sólido aguante, firmeza, bien cimentada técnica, ante un astado que pidió la credencial por su encastada bravura, y el artista de Jalisco se creció al reto, cuajando muletazos que valieron todo. Una importante experiencia que le hizo crecer todavía más como torero, como artista, pero sobre todo, como ser humano, por enfrentar el reto y convencer con sólidos argumentos, los que ahora, el próximo domingo en Tixkokob, Yucatán, volverá a mostrar; así como el 30 de mayo en el festival benéfico que se llevará a cabo en la Monumental Plaza de Toros México para niños con enfermedades terminales, y todos los demás compromisos que ya tiene en su agenda.
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