miércoles, 3 de junio de 2009

NOTAS TAURINAS POR FRANCISCO LAZO

ASI TOREA LLAGUNO; UNA FIRME PROMESA. AMIGOS, en la historia del toreo en nuestro país hay capítulos dedicados a los niños toreros que llegaron a ser diestros de alternativa, figuras que enriquecieron el arte de la lidia. Y casualmente, por estas épocas, se vienen multiplicando los grupos de chamacos que no llegan a sus 10 años de vida y ya andan con capotillo al brazo y muletas en las manos, toreando a un imaginario toro; garbosos, quebrando el cuello, abriendo el compás y corriendo la mano. Se recuerda en las crónicas del toreo a muchos de ellos, que combinaron la escuela con los juegos en los que simulaban torear y algunos de los cuales llegaron a sobresalir en los ruedos profesionales, ganándose el calificativo de astros de la fiesta, los que convocaron a multitudes en los tendidos, convirtiéndose muchos de ellos en ídolos de la afición. Y por citar a algunos están: D. Rodolfo Gaona, quien llegó a cambiar la ruta del toreo que se practicaba a finales del siglo XIX, hasta dar con el que hoy conocemos como moderno; el maestro Fermín Espinosa "Armillita Chico", Eloy Cavazos, Valente Arellano, el que apenas tenía 5 años cuando le presentó una muletilla a una vaquita, la que le dio una revolcada, y llorando se puso de pie sacudiéndose el auxilio de su padre, el ingeniero Arellano, para volver al bicho. Y hoy se cuentan decenas de muchachos que quieren ser toreros, vestirse de luces y torear sin descanso; uno que ya tomó su alternativa y que ahora mismo está en España haciendo campaña es Joselito Adame, y se suman ahora entre otros Rafita Mirabal, Michelito Lagravere, hijo del matador francés del mismo nombre, y Juan Pablo Llaguno, miembro éste de una familia muy afamada en la crianza de ganado bravo y fundadora del hierro de San Mateo. Le vimos el sábado pasado vestido de corto en el festival a beneficio de los niños en fase terminal, celebrado en la Monumental Plaza México, donde toreó un eral de la vacada de San Martín que tenía muy desarrollada la cuerna y que resultó bravo y pronto, y al que no le dudó nunca Juan Pablo, dejando ver su valor temprano y decidido. Le toreó muy bien de capa y muy serio y sereno con la muleta, templando notablemente y ligando con ritmo los pases de derecha y con la izquierda y dividiendo su faena para hacer breves compases. Y algo en especial, lo derribó el becerro que se le fue encima, y la oportuna intervención de las cuadrillas impidió algo más serio. Se levantó como si nada hubiera pasado y siguió toreando, toreando hemos dicho, sin reflejar temor alguno. Parecerían muchas virtudes las que se traslucen en este jovencito, pero así lo hizo bajo un clima que se fue tornando desapacible, lloviendo como si se le estuviera poniendo a prueba, enfrentándole a problemas que resolvió airosamente, lo que nos habla de que en Juan Pablo hay un torero de valor sereno, clase, calidad y que si se le conduce acertadamente, estaríamos hablando de quien atraerá grandes públicos. Quedó en veremos una observación: sólo simuló la suerte de matar, tal vez para conservar al animal que resultó bravo, y claro, aquello terminó con una vuelta al ruedo de Juan Pablo Llaguno.

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