lunes, 1 de junio de 2009

PUYAZOS. PÒR SERGIO MARTIN DEL CAMPO. EL SOL DEL CENTRO DE AGUASCALIENTES.

LA FIESTA DE TOROS He sostenido que la fiesta es de TOROS y no de toreros y que la fiesta es brava, no mansa; en esta “sencilla” oración se comprime la savia del espectáculo taurino. Al externar tal teoría salida de cierta situación en un redondel, un “aficionado” con las arrugas de coraje marcadas en su rostro me refutó: “La fiesta es de toros y toreros”, a lo que yo, comprendiendo que no entendía el hombre aquel la partitura del lenguaje cuando se habla genéricamente, sencillamente me di la media vuelta y retorné a mi contraburladero… Pero es verdad, la fiesta es de TOROS; desde sus orígenes mismos el primer motivo de la tauromaquia –medítese que en la palabra va la plataforma etimológica, y en primer sitio, de TAURO, que evidentemente señala al TORO- fue el animal bovino, cuadrúpedo y bravo que en la cultura de los griegos –donde se engendra el embrión de la fiesta- alcanzó hasta niveles de deidad. Así, generación tras generación el TORO ha resultado siempre protagonista, incluso lo es antes de salir al ruedo, claro, en donde se practica un espectáculo taurino profesional. Las maneras de comunicarse por medio de la palabra de las sociedades van creando frases estandarizadas las cuales tienen demasiada sustancia: cuando a alguien se le pregunta a donde se redirige, contesta -¡A los TOROS!, incluso si se trata de una novillada, jamás se atrevería a decir –o por lo menos yo nunca he escuchado- A los toreros o a los novilleros… Todo cronista en sus notas maneja igual la frase: “Fiesta de Toros” o “Fiesta Brava” y nunca “fiesta de toreros o novilleros” o “fiesta mansa”. En la medida que se respete y se exalte al TORO la fiesta elevará su nivel, y en la medida que se le humille –restándole poder, presencia, raza y un rosario de elementos- la fiesta descenderá de calidad. Hoy la feria de San Isidro en Las Ventas de Madrid llegó a su final; la semana última del ciclo arrojó dramáticos saldos pues la sangre de algunos coletas calló sobre su ruedo. Especialmente el miércoles cuando un TORO de la legendaria dehesa lusitana de Phala le dio bárbara cornada a Israel Lancho la cual le puso, según las crónicas llegadas de aquel lado del Atlántico, cerca de la muerte. Pero siempre el TORO. Posteriormente el criador de Phala dio unas rotundas declaraciones, en respuesta a algunas criticas de su ganado, diciendo: “El TORO no puede estar al servicio del torero, yo crío TOROS para los aficionados”. Le corresponde al amable lector calificar y reprobar o aprobar el concepto del ganadero Joao Folque, titular del hierro comentado. Será en todo caso, el entendimiento y práctica del ganadero de Phala, menos dañino que si se criaran astados para la burla de los “matadores”, como a menudo sucede en esta fiesta mexicana que todavía no logra emerger de la mediocridad –léase en general-. Si bien existe, para varios, una deshumanización en las declaraciones y actitudes del ganadero, primeramente habrá que tomar en consideración que si el mayoral de la dehesa fue sacado al tercio a que saludara una vez terminada la corrida, fue por algo. Ese algo entre otras cosas es claramente que los toros sobrecumplieron con las normas profesionales básicas: edad y trapío absoluto, incisos en los que se reflejó el pundonor del criador. EL TORO otorga categoría –que no se confunda con populismo- al que se le enfrenta; la cornada a Lancho fue gravísima, pero ¡que categoría de cornada!... se la dio un TORO. Así, sucesivamente los triunfos en Las Ventas han sido de real nivel y los fracasos también, sí pese a que suene contradictorio; porque esos frentazos han sido con TOROS. ¿Qué han salido mansos la mayoría?, habrá que analizar sobre que margen se está juzgando tal mansedumbre, y en todo caso que sea absolutamente cierta esa mansedumbre ha sido MANSEDUMBRE DE TOROS. Alejandro Pedrero, figura de la charrería, siempre ha manifestado referente a la suerte del jineteo de bóvidos: me será honroso el que me derribe un TORO, y no un becerro… Remato: la fiesta es de TOROS, no de toreros. Escuché alguna vez decir a un TORO: Yo sin ti, -refiriéndose al torero- seguiré siendo lo que soy y como Dios me ha creado, un TORO, pero tú sin mí serás única y sencillamente un simple y mortal hombre…(torocampanero@yahoo.com.mx)

No hay comentarios: